Dins del recinte de l’antiga fabrica de can Batlló, que a començaments del segle XX va ser convertida en l’Escola Industrial depenent de la Diputació de Barcelona, situada en el carrer del Comte d’Urgell, 173-215,de Barcelona, es conserva una magnifica xemeneia de fabrica.
Xavi Casinos
La Vanguardia 17.06.2018
El recinto de la Escola Industrial se erige donde en los años 60 del siglo XIX se construyó la fábrica textil de Can Batlló, concebida por Rafael Guastavino, un genial y hasta hace pocos años olvidado arquitecto valenciano, en un tiempo en que estos todavía eran denominados maestros de obras. De los vestigios que aún quedan de aquella industria, destaca la chimenea octogonal de 61 metros y hecha de ladrillo. Si vista desde el exterior ya es obvia su majestuosidad, penetrar en su interior fascina.
Entrar en la chimenea se puede hacer por un acceso de escaleras no abierto al público. De pronto, uno se encuentra en una reducida estancia coronada por el largo hueco para la extracción de humos. Desde el interior se aprecia igualmente su diseño octogonal, nada habitual en este tipo de elementos.
Al pie de la chimenea convergen tres galerías abovedadas igualmente de ladrillo. Se trata de las canalizaciones que conducían el vapor de las máquinas y calderas distribuidas por los distintos recintos de la antigua fábrica. Hoy se puede transitar unos pocos metros por cada una de las galerías, que contaban con varias ramificaciones. Hace años que se tapiaron.
Can Batlló fue inaugurada a principios de 1870. Guastavino aún era estudiante de la Escuela de Maestros de Obras de Barcelona, dirigida por Elias Rogent. Pero su genio ya era evidente. Su gran logro arquitectónico fue patentar un sistema constructivo de bóveda tabicada, es decir, de ladrillos unidos por su parte más estrecha. Lo que hizo, de hecho, fue perfeccionar un sistema ya ampliamente utilizado en todo el Mediterráno. Las bóvedas de Guastavino eran baratas, rápidas de construir, ligeras pero muy resistentes y, además, ignífugas gracias a un fino revestimiento de cemento o yeso.
Malgrat que la xemeneia octogonal era la que oferia menor resistència al vent, un requeriment que s’havia de tenir ben present a l’hora de construir una xemeneia de dimensions fins aleshores no conegudes a Barcelona, a Catalunya i a Espanya, Rafael Guastavino hi va optar seguint la tradició valenciana.
La seva altura excepcional era necessària perquè havia d’evacuar fums i gasos de l’imponent conjunt de màquines de vapor i calderes que proporcionaven l’energia mecànica a les naus de filats que van arribar als 1.000 CV de força. Un conjunt de grans i alts fumerals subterranis coberts amb volta i construïts, com la xemeneia, amb maó, recollien i facilitaven el transport del fum de la combustió del carbó que cremava a les 25 calderes distribuïdes per tot el recinte, fins a la xemeneia, per augmentar el rendiment de les màquines de vapor.
Es poden visitar els subterranis que comunicaven les calderes amb la filatura.
La Xemeneia
L’extraordinària xemeneia és tota de maó, en forma de piràmide truncada de secció hexagonal, amb una base de 60 m², i uns 150 metres de galeria sota terra.
Les galeries sota terra
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Visió 3D
Vídeo del conjunt
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